Fragmentos de la novela "De amores y guerras". Cuba y España
No todas las noticias fueron malas ese año de 1871. El brigadier Julio Sanguily, que estaba con su hermano Manuel entre los que desembarcaron por Nuevitas en el Galvanic, se había distinguido por su valentía. Pero la guerra no siempre iba bien para los mambises, y las tropas, incluso las que estaban al mando del Mayor General Ignacio Agramonte, comenzaban a desfallecer.
En el EMBELI
Nadie aquí lo vio venir, porque eso andaba seguramente pegado al cuerpo del hombre como otra sombra. ¡Una sombra sin sombra! Así debió haber sido desde hacía mucho tiempo: el hombre con su asunto, o al revés. Algunas veces no hay modo de saber qué cosa va primero, si un hombre o su problema. Fagúndez, de apellido. Por mucho tiempo lo llamaron «el de la Reserva». El ejército lo traía en sus modos y la gente seguía viendo eso. Lo habían mandado a la empresa expresamente, según se decía, para enderezar esto, y alguna gente lo miraba con roña.
Fragmento de la novela "Amira"
Beirut, marzo de 1988
Esa mañana no sonaron sirenas, no hubo gritos ni lamentos. Tampoco llegaban ruidos desde la cocina. Cal- ma. Una calma mansa que la asustaba. La noche anterior, Amira se había dormido arrullada por el silencio del toque de queda. En unos minutos, el sol aparecería a lo lejos, más allá del árbol de morera, a la izquierda de las cúpulas amarillas, descascaradas, de la mezquita.
1924: Surtidores Pasionales
Mamá no podía olvidar los 1° de mayo en Varsovia, eran días sangrientos para la comunidad judía. Cuando los nacidos en Polonia de religión hebrea intentaban marchar al lado de los socialistas y comunistas polacos, éstos los rechazaban a golpes.
Ella no sabría que en el futuro una película retomaría el mismo caso en un episodio sobre este repudio en una secuencia con Marlon Brando y Karl Malden donde un 1° de mayo los estibadores judíos se unieron peleándose por el derecho a participar en el desfile.
Fragmento de la novela "Solo con el fuego"
―Joder ―exclamó el doctor Francisco Hernández―, dejen al medĭcus tranquilo. Fue el último en llegar. Y el que llega último, llega mejor.
―No sé si mejor, o peor. El hecho es que ya estoy montado en mi jaca burgalesa y de aquí no hay quien me baje. Y lo que voy a deciros os importará a todos y hasta a Xi Jinping.
Prólogo de la novela "Un chino que me ponga un cuarto"
Ya eran pasadas la 1:30 de la tarde en el salón de actos de la Unión Femenina Cubana localizada en Paseo No. 260 esquina a 13 en El Vedado. La pequeña sala estaba repleta de periodistas y corresponsales extranjeros. Ocho mulatas altas y esbeltas —camareras por un día— vestidas con coloridos qipaos repartían diminutas tazas de té caliente sin endulzar. Más apropiado hubiera sido servir mojitos con hierba buena y mucho hielo. La temperatura era de 33 grados centígrados en La Habana.
— “Buenas tardes, señoras y señores de la prensa cubana y extranjera”, saludó una mujer desde el micrófono del podio.
La isla y la tribu
Sobre ti: vengan a dar sobre ti los perros de la jauría, los muchos del hortelano; perreras de escritorio, más que de cetrerías, y menos de enjundio que de cazalibreros: los alientos del austromano. La isla, de nuevo, se recorta como una imagen impuesta sobre el horizonte. La otra muchacha, de nuevo, otea en vano el campo visual de su atalaya y siente haber, en tal ejercicio, imagen cierta de fe.
El Inodoro
Cuando llegué a Miami como todo cubano que lograba fugarse de la harapienta isla de Cuba, vine dispuesto a ganarme la vida como fuera. Ya era libre y al fin persona. Venía sin ningún tipo de prejuicios a vivir y tratar de tener un mejor futuro. Entre otras cosas, limpié baños en FIU, trabajé para bandidos con los que tuve que pelear porque al final no me querían pagar.
Fusilamiento
Me llamo Ismael, Ismael Hernández para servir a Ud. y a Dios. Ahora estoy acá pero antes estuve tres meses de tortura e interrogatorio en las celdas del G-2 y cinco encerrado en la prisión de la fortaleza de La Cabaña. Me acusaban de conspirar para cometer magnicidio junto a otros
No hay mal que dure cien años…
Podría ocurrir en cualquier momento.
La sala de una casa humilde en Guantánamo. Deteriorada, porque no tiene el cuidado necesario como todas las casas de Cuba, durante la época de la dictadura castrista, cuando falta o escasea
Fragmento de “Elena”, del libro inédito “Relatos de amor de la vida real en la Ciudad de México”.
Conocí a Elena cuando fui a renovar mi Credencial de Elector en una oficina allá abajo, en una calle estrecha y algo zigzagueante nombrada Santa Lucía, al doblar a la derecha si se viene de sur
Nautilus
Sabía que era un bar, pero todavía Julián no bebía como para entrar a pedir un trago fuerte, que era lo que allí vendían. Además, con 16 años, ya rumbo a los 17, aunque le faltaba un trecho por recorrer, aún se encontraba en la etapa de ocasionales cervezas para mitigar el calor. Sin embargo, le atraía el sitio, pensaba en su interior.
Ausencia quiere decir olvido
Una balsa flota a la deriva en el mar. Un hombre y una mujer observan el horizonte en direcciones opuestas.
TERESA. Ni un alma, no se ve ni un alma.
RAMÓN. ( Muy asustado.) No mires para acá́, Teresa.
El nido habanero de Reinaldo Arenas
En la esquina habanera que configuran las calles Prado y Dragones, el régimen fijó una placa para perpetuar la memoria de un fascista extranjero, Manuel Fraga Iribarne. Sin embargo, no existe en
Diario de Sudáfrica, XXXIX
Febrero 1, 1991 – Hace meses, en la esquina casi curva de Lamont y Sir Duncan, había un topo, desorientado por la textura del material que pisaban sus pies y que nada tenía que ver con su mundo: asfalto, cemento, en todo caso, algo que, literalmente, le resultaba impenetrable.
La tumbadora
En el muelle el sol calienta las espaldas de los estibadores, las gaviotas vuelan despreocupadas y voraces sobre la bahía en calma, pero Demetrio, el viejo que tira la cachucha con los avisos de la luna para capturar pequeños monstruos de sueños…
Razón de Bárbara
Yace aquí una mujer, yo, que, según dijeron, perdí la razón en vida. Como la vida es y no es sueño; y como la muerte es y no es muerte, he estado aquí como dormida. Si perder la razón es como estar ya muerta, o muerto, yo estaba viva…
Año 1959: inicio de la pústula lancinante
Se llamó Alfredo Testar Díaz y a poco del derrocamiento, jueves 1 de enero de 1959, de la tiranía del general Fulgencio Batista y Zaldívar fue nombrado presidente del, a toda prisa creado, Tribunal Revolucionario de la…
El regalo y otros cuentos
Mi padre ha avisado que traía un juguete que hace tiempo le pedí. Creo que trata de darme una sorpresa. Comienzo a pensar en todos los encargos que le he hecho desde hace algunos años. Después de una rigurosa selección, estoy decidido a afirmar que será una…